© Emilio Morales

Comienza la Semana Santa en Morón de la Frontera (Sevilla). Lucía Gutiérrez, sargento de la Guardia Civil, tiene una reunión de emergencia con la alcaldesa del pueblo, debido a varios incidentes que relacionan a jóvenes costaleros con el consumo de drogas.

A poco de montar un operativo de vigilancia, se descubre un caso de suicidio: Antonio Jiménez, conductor del autobús escolar de Morón, ha aparecido muerto en su vivienda, tras abrirse las tripas a la manera del harakiri japonés. Y al día siguiente, unos padres denuncian la desaparición de su hijo Álex, de siete años.

No va a ser una Semana Santa cualquiera y, aunque no lo parezca, hay una siniestra relación entre todos estos acontecimientos.

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