Andrés Pérez Domínguez. Foto Rocío Parrilla

Leer por placer y por trabajo se convierte en un sueño perfecto que no siempre se cumple. Así que cuando una novela cae en tus manos y como se suele decir ‘la devoras’, agradeces encarecidamente haberte visto ‘obligada’ a su lectura y disfrutar al mismo tiempo de ello. ‘Los dioses cansados’ de Andrés Pérez Domínguez es un ejemplo vivo –puesto que toda novela es un ser cuasi orgánico cuando es acogida por el gran público- de lo que estoy relatando, un texto que te atrapa ‘irre mediablemente’ y del cual no quieres escapar.

¿Cuál es el secreto para que el lector comience una novela y no pueda dejar de leer?

Yo intento que mis novelas tengan mucha fluidez, es algo que me gusta como lector y que, no te voy a decir que me sale de una manera natural, pero es la forma en la que tiendo a hacerlo. Obviamente eso tiene un trabajo, tiene que mantener siempre un punto de interés para el lector. La novela no tiene tiroteos, ni persecuciones y creo que eso es más meritorio aún, es decir, la clave está en que la novela enganche sin tener esos efectismos de género.

Hablemos del personaje principal, Nico Gallardo

Es un inspector de homicidios que vuelve a Sevilla después de pasar siete años fuera, cuatro de ellos en Madrid y tres en Berlín. Es un sevillano que podríamos decir atípico, pero tampoco tanto, porque creo que la mitad de los sevillanos son como él, que no participa de las fiestas autóctonas de la ciudad, ni tampoco está de acuerdo ni conforme con los tópicos, pero ama el lugar en el que ha nacido. Sevilla es una ciudad contradictoria y él también lo es. Es un buen policía, un tipo muy honesto pero también arrastra unos puntos oscuros en su biografía. De hecho regresa a Sevilla por varios motivos, pero uno de los principales y el que a mí más me interesaba explorar como escritor era para arreglar sobre todo su biografía personal. Por un lado está la peripecia de la novela con una trama policíaca, pero lo importante para mí son los sentimientos, tanto de Gallardo como del resto de personajes.

¿Se podría decir que es una novela policíaca o es incorrecto?

Mi editora Valeria Ciompi la define de una forma para mí muy acertada, es una ‘falsa’ novela policíaca. No tengo nada en contra de la novela policíaca ni en contra de la novela negra, lo que pasa es que creo que la clasificación por género y las etiquetas lo que hacen es limitarte. En mi opinión solo hay tres clases de libros: buenos, malos y regulares. Sí es una novela policíaca en el sentido que el protagonista es un inspector de homicidios y se está investigando un supuesto asesinato. Pero nada más. Eso es el macguffin que decía Hitchcock que hace avanzar la historia. Lo importante era por un lado las emociones de los personajes -que el lector se pudiera identificar con ellos -y por otro- aún más interesante- era tomarle el pulso a la actualidad. Así que hago un retrato bajo mi perspectiva, que puede estar equivocada pero es la mía, del mundo de los últimos años, es decir, del pelotazo inmobiliario, el estallido de la burbuja, de la crisis -de la cual no acabamos de salir-, y de muchos otros temas que salen en la novela y me apetecía mucho reflejar.

Todo la acción de la novela se sitúa en Sevilla ¿alguna razón concreta?

Sevilla es una ciudad tan buena como cualquier otra -o mejor- para ambientar una novela. Ha habido varias razones. Una que soy sevillano y otra es porque la atmósfera de la ciudad me venía muy bien, y no solo la ciudad en sí, sino la época en la que se desarrolla. El calor del verano sirve para mostrar un poco el agobio de Gallardo que viene de Berlín y regresa a una ciudad que además ha cambiado -con bicicletas en las calles y metro-. Una ciudad que parecía antes tan próspera y está llena de carteles de se vende, se alquila o se traspasa. Ese conjunto me venía perfecto para la trama.

El libro narra una historia fictia pero perfectamente verosímil

Eso es lo bueno de la ficción que parezca que sea verdad o que podía haber sido verdad y que los personajes sean creíbles. Yo hay dos cosas que trabajo mucho en la novela. En primer lugar la estructura, intento que no sea lineal sino que de saltos en el tiempo, que el pasado de los personajes esté en el presente y condicione ese presente. Y en segundo lugar me gusta que los personajes tengan muchas ‘aristas’, por ejemplo, el caso de Benito Ferreira es muy rico en matices porque es un tipo que es un canalla, que tiene que hacer el trabajo sucio de un hombre poderoso -chantaje, extorsión…- pero también es un buen padre y aunque es un ludópata tiene sus valores. Como autor necesito empatizar con los personajes y entender por qué hacen lo que hacen, lo comparta o no lo camparta, pero tengo que comprender sus motivaciones. Todo ello contribuye a que la novela parezca real.

Es una novela coral poblada de personajes ¿alguno de ellos prescindibles?

El lector ve a través de los ojos de Gallardo que es quien lleva el peso de la trama, pero yo tengo que querer a todos los personajes. Todos son importantes por muy pequeño que sea su papel y algunos son necesarios para aportar una visión sobre otro personaje. Por ejemplo, el papel de Arcady, el vigilante ruso, es muy útil para entender a Ferreira, esa es su función principal y al final su presencia es fundamental.

La novela arranca con un accidente donde están implicados Belén y Álvaro y un muerto que por no hacer spoiler no diremos quién es 

Belén y Álvaro son una pareja que les va muy bien en su trabajo y que a pesar de la crisis están teniendo éxito. Y aunque aparentemente parece que les va muy bien las cosas, lo que les pasa al principio de la novela nos hace ver que no era así. De esta manera vemos que solo falta un detonante para que todo se resquebraje. Y también un poco lo que hablaba de los personajes poliédricos. Ella al principio parece la más fría de los dos, no quiere meterse en líos, pero luego cambian las tornas. Y sin desvelar la trama podríamos decir que va tomando conciencia y decide tomar las riendas asumiendo lo que ha pasado.

También vamos cambiando de opinión conforme vamos leyendo sobre el personaje de Moreno Robles -el jefe ‘poderoso’ de Benito Ferreira-

Evidentemente la vida que ha tenido ha sido muy dura, igual que su hermano Poli, lo que pasa es que uno lo ha asumido de una forma y ha sabido triunfar en la vida, y al otro lo ha convertido en un despojo. Creo que también es real toda esa trama que hay del pasado y que acaba aflorando al final, al igual que la corrupción política y ese juez que no se porta como debería. Es como la vida misma, no tenemos más que abrir un periódico y ver como está la situación en el mundo. No me he inventado nada en ese sentido, lo único que es diferente en esta novela es mi mirada, la mirada del autor, y por extensión la mirada de cada lector al leerla. Hay tantas lecturas de la novela como lectores tenga.

El próximo 30 de abril será la presentación oficial de ‘Los dioses cansados’ en la Feria del Libro de Sevilla ¿Qué esperas de tu novela?

Espero que sea entretenida, que sea una buena obra literaria y que el lector disfrute mucho con ella.

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