¿Qué hacen personalidades como Al Gore, Sting o Pink Floyd para manejar el estrés y poder rendir al máximo? Esa es la pregunta que en su día les hizo el reconocido coach y conferenciante Pancho Campo, a las distintos personajes relevantes con los que ha tenido ocasión de trabajar profesionalmente. De esa experiencia surge Inspírate, un libro que persigue ayudarnos a superar el estrés y los malos momentos con sencillos pasos -no por ello fáciles- para conseguir «hacer frente a la crisis en los momentos de tensión extrema».
La palabra mágica sería equilibrio personal ¿en qué consiste?
Yo siempre identifico cuatro tipos de equilibrios que coinciden con cuatro clases de energía y también, en mi opinión, con los cuatro posibles orígenes del estrés. Empecemos por el equilibrio físico que es estar en forma, no tener lesiones, cuidar tu nutrición, hacer ejercicio, es decir, que tu cuerpo esté en perfectas condiciones. Luego está tu equilibro mental, que te lo da tu educación y la cultura que adquieras. Pasamos al equilibrio emocional, que es el que te da tu familia, es decir, tus relaciones con tu esposa, hijos o padres. Y por último el equilibrio espiritual que es todo lo anterior pero hecho con entusiasmo, ilusión y corazón.
¿Cuál sería el más difícil de conseguir?
El emocional, porque ese no depende sólo de ti, sino de que te lleves bien en tu relación de pareja y lo mismo con tus hijos, yo por ejemplo tengo dos, por muy buen padre que sea, si mis hijos a su vez van a estar teniendo problemas con sus novias o en el colegio con sus amigos, a mí me van a crear un estrés que yo no puedo controlar del todo. Es el más difícil porque está subordinado a terceras personas. El espiritual depende mucho de ti, lo controlas tú. La gente te puede intentar echar abajo tus ilusiones y tus sueños, pero al fin y al cabo, la decisión es tuya. Así que yo diría que el emocional es el más complicado de conseguir. Lo que intento decirle a todos mis alumnos con los que he trabajado como deportista y luego haciendo coaching con empresarios, es que nadie nace mentalmente fuerte y nadie nace equilibrado, es una cuestión de trabajo. Es cierto que hay gente que tiene una predisposición natural mucho mayor, puesto que hay personas más positivas y para ellas es más fácil animarse a sí mismas, motivarse y tener ilusión, en esos casos tienen que «trabajar un poco menos» para conseguir dicho equilibrio. En definitiva, es algo que realmente debemos ir trabajando desde pequeños.
¿Se podría decir entonces que no hablamos tando de capacidad sino de actitud?
Claro. Lo que antes hablábamos de los cuatro tipos de energías o cuatro equilibrios es como una mesa de cuatro patas, si cualquiera de ellas se tambalea provocaría que todo lo que esté encima se pueda caer. Así pues, lo que tienes que hacer es intentar identificar dónde tienes un problema, prevenirlo y no intentar achacarle todo al estrés. Es como cuándo vas al médico y no sabes que tienes y te dicen: ‘será un virus’. Esto sería lo mismo, no sabes lo que te pasa y piensas: ‘es que el estrés me tiene loco’. Pero es que el estrés es una cosa que en teoría no existe, no lo puedes tocar, no lo puedes palpar, es la interpretación que nosotros damos a ciertos hechos. Pero yo siempre digo que no hay nada mejor que el estrés porque es lo que hace que la raza humana evolucione. Si no tuviéramos estrés estaríamos todo el día relajados, tranquilos, tirados en el sillón y no nos motivaríamos en hacer mejor las cosas. El problema es que cuando tenemos demasiado nos sobrepasa y nos afecta física y mentalmente. ¿Qué hacer? O nos adaptamos a vivir con él o lo disminuimos. Y yo en el libro explico ambas opciones. Hay veces en las que tú no puedes reducirlo porque la sociedad en la que vivimos es una locura. Entonces, en lugar de intentar rebajar dicho estrés, la alternativa es que tú te hagas más fuerte y lo sepas llevar mejor, es decir, lo que antes te estresaba que ahora sirva de motivación.
¿Cómo saber dónde están nuestros propios límites? ¿Sabemos cuándo los hemos rebasado?
Yo creo que la mayoría de la gente lo rebasa porque entra en una especie de círculo vicioso. Por ejemplo, tienes que trabajar ocho horas, luego tu jefe te dice que tienes que trabajar dos horas más y cuando te das cuenta estás trabajando diez u once horas al día, estás cansado, agobiado, has dejado de hacer deporte e incluso has discutido con tu mujer cuando no se lo merecía. Debemos ir conociéndonos a nosotros mismos e ir identificando hasta qué punto esa situación de «estrés» te motiva y te mantiene entusiasmado o te empieza a afectar. Cuando veas que físicamente te perjudica en tus relaciones, que ya no tienes ganas de nada y estás con apatía es cuando debes parar, mirarte al espejo, y decirte: ‘¿me gusta lo que estoy viviendo?’. Y si como decía Steve Jobs, si más de tres veces a la semana, tú dices, ‘no me gusta la vida que llevo’, es tiempo de cambiar, algo hay que hacer.
Me ha llamado la atención cuando apuntas que a veces hay que saber decir NO
Esto es complicado. En la naturaleza humana está intentar ayudar a los tuyos, y muchas veces ocurre, que estás pasando una etapa tan mala, que difícilmente si no te puedes ayudar a ti mismo vas a poder ayudar a los demás. Con tus hijos no te queda más remedio, en ese caso, tienes que hacer de tripas corazón y decir sí siempre, porque para eso eres padre. Cuando decides ser padre sabes que te van a pedir cosas los días más raros, a las horas más intempestivas. Pueden que te soliciten dinero que no tienes, o un esfuerzo que ya no puedes dar, pero son tus hijos. Es como cuándo tú reconoces un error. Creo que es honesto decir: ‘pues mira, yo hasta aquí no llego’. Lo cierto es que la honestidad es fundamental, sobre todo cuando una persona te está pidiendo ayuda, tener cuidado en no darle una ayuda equivocada o mala, que le vaya a perjudicar más todavía.
Hablas también en el libro de poner en nuestra vida un ‘role mode’, un modelo a seguir
Cuando hablo de modelos no es que cojas a Rafa Nadal, por poner un ejemplo, y que quieras copiar lo que él hace en la pista y fuera de la pista. Sino que es coger a la gente que admiras, y con la cual te identificas porque sus valores morales estén en línea con tu forma de ser, y aprendas de sus puntos fuertes pero sin dejar de ser tú mismo. Si quieres aprender, pongamos, fortaleza mental y sobreponerte a las adversidades, Nadal puede ser un buen ejemplo. Si quieres aprender lo que es relajación -como es mi caso- Sting fue mi ‘role mode’, pero en ningún momento yo quiero ser Sting, ni quiero ser Rafa Nadal. Sino que me fijo en lo mejor de cada uno y luego lo aplico a mi propia realidad. Eso es básicamente aprender de los mejores, lo que se puede aprender, porque hay cosas que son innatas y aunque quieras no las puedes copiar.
¿Y qué pasa con las endorfinas? Tal y como explicas en en el libro: fáciles, baratas, divertidas y naturales…
(risas) Yo soy adicto a las endorfinas. Son hormonas de la felicidad que, en principio tu organismo genera, y lo que hay que saber es qué hacer para poder liberarlas. El primer estímulo para la liberación de endorfinas es el ejercicio. Por ejemplo, en cuanto termine esta entrevista me iré a hacer ejercicio porque he tenido dos días de viaje y mucho trabajo, y estoy un poco ‘estresado’, aunque diría más bien acelerado. Así que me voy al gimnasio, me hago 40 minutos de cardiovascular y 20 minutos de pesas y ya empezaré a notar que mi cuerpo se siente diferente. Más relajado, más a gusto, la ‘mala leche’ se te va y te quedas perfecto. Lo mismo ocurre con la comida, la música y el sexo, todo ello nos hace liberar endorfinas y sentirnos mejor.
Llegados a este punto, ¿podrías resumir lo que se van a encontrar los lectores en el libro?
Van a encontrar cosas que son de ‘tan de sentido común’, que habrá quién se diga: ‘bueno, a mí este tío qué me está contando, si esto ya lo sé’. Lo importante es volver a ponerte delante del espejo y decir: ‘vale, tú lo sabes ¿pero lo pones en práctica?’. Y tener en cuenta, que todas estas teorías o técnicas que recomiendo están probadas. Yo las he probado conmigo mismo, pasando momentos muy difíciles en mi vida, y las he utilizado con mis jugadores de tenis y artistas con los que he trabajado. Y esencialmente, el libro te ayuda a inspirarte en base a gente que ha tenido un éxito muy público e importante, y esas enseñanzas aplicarlas a tu vida personal, al nivel que sea, en la búsqueda del equilibrio.