«Yo no tengo filtro, lo que escribo es lo que soy». Una definición bastante perfecta de sí mismo. Alejandro Palomas, ha conseguido con su última novela, Un amor, que lloremos y riamos, que nos metamos en la piel de Amalia, e inevitablemente, en las vidas de Silvia, Emma, y de Fer, el más pequeño de la familia. Pero también conoceremos a tía Inés, o a la abuela Esther, sin olvidarnos de Magali.
Nos daremos cuenta que el de la familia, «es un círculo en el que las mentiras no suelen sobrevivir mucho tiempo»; que lo que menos importa es el tiempo -aunque sea contagioso-, porque lo importante en la vida, «no es lo que hemos sido, o lo que somos, si no lo que no podemos olvidar»; que jugar «a los disparates» puede resultar altamente adictivo, y que aunque mamá, «no será eterna», la familia, al final, siempre está ahí.