Miguel Barrero El rinoceronte y el poeta

Miguel Barrero regresa a la actualidad literaria con una novela difícil de clasificar, en la que elementos como la propia literatura o la historia cobran una importancia capital a la hora de configurar la trama. Editada por Alianza, El rinoceronte y el poeta narra la historia de un viaje a Lisboa del profesor Espinosa y los resultados, sorprendentes, que ese periplo ofrece para la existencia del protagonista.

El escritor dirige el foco en esta ocasión a un personaje cuya figura trasciende las letras y la propia historia, ya que podemos considerar al poeta Fernando Pessoa como un símbolo en sí mismo de Portugal, y de la propia Lisboa. Una vez más Barrero da muestras de poseer buen ojo a la hora de elegir a sus compañeros de viaje. Si antes fueron Michi Panero o Antonio Machado, ahora es Pessoa el encargado de protagonizar la personal idea que Barrero tiene de la creación literaria. Y es que el joven autor logra transmitir la sensación, al menos en el trabajo que nos ocupa, de que utiliza la literatura como vía o camino al propio conocimiento, para tratar de explicarnos, o explicarse, sobre aquello que de una forma u otra le apasiona. Del mismo modo, podemos decir que Barrero vive la literatura como experiencia física, así, no es difícil imaginarlo paseando por Lisboa y pergeñando en sus caminatas las sensaciones y descripciones de la capital lusa que más tarde hilvanarían su novela. Igual que en su momento se sumergió en las calles de Astorga para configurar su obra dedicada al pequeño de los Panero.

El rinoceronte y el poeta se puede leer, asimismo, como una declaración de amor a Lisboa, o más bien como el retrato de una Lisboa particular. Se presenta en el libro como capital poética por excelencia, aunque solo sea por la expansiva, totalizadora figura del creador de Tabaquería, que se describe como personaje metahumano en una relación que adquiere casi tintes románticos con Espinosa, nuestro protagonista. También puede considerarse la historia de una obsesión, o la crónica cubista, multiforme, de esta. Una obstinación cuyos vericuetos se desarrollan, como escribía Vila-Matas en un reciente artículo sobre la obra de Rodrigo Fresán, dentro de la cabeza del personaje principal. En este caso penetramos en la mente de un ajado, y algo espinoso, filólogo que habita en sus propias reflexiones, legitimadas sobre la literatura y la historia de un país, Portugal, y su capital, convertidos en vívidos acompañantes por su discurrir vital. Y esa forma de abordar desde fuera la idiosincrasia portuguesa termina por otorgar al conjunto un agradecido aliento iberista, transformándolo en un abrazo literario, o letraherido, a nuestro siamés peninsular.

En ese sentido, el lector se encuentra con conversaciones sobre la esencia del país luso, visiones paralelas en lo poético que derivan hacia la concepción de Portugal como un proyecto de sueño colectivo, aguardando los días esplendorosos del V Imperio. Imposible no acordarse de aquellos versos del maravilloso fantasma que planea sobre toda la historia barreriana: “no puedo querer ser nada./ Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo”.

Novela complicada de etiquetar este rinoceronte de Barrero que, pensada en relación con obras anteriores suyas, puede llevar al lector a la conclusión de que el autor posee una personalidad única, teñida de una cierta fantasmagoría, por birlar un término a la hojita promocional de Muñoz Molina, a la hora de afrontar sus trabajos literarios. El autor encuentra en la conclusión de su historia un juego eficaz, el mayor hallazgo, en el que involucra al lector en un conseguido trasvase que va más allá de lo narrativo. Resolución que sería traicionero desvelar, pero cuya hipótesis produce escalofríos en los que consideramos al múltiple y maravilloso Pessoa un personaje importante dentro de nuestra propia y atribulada familia.

Es digna de alabanza la valerosa tarea de abordar la figura de Pessoa y el universo que arrastra tras de sí, desde una perspectiva original. Y Barrero lo logra además sirviéndose de una agradecida fluidez narrativa, para la que utiliza con maestría las herramientas literarias. Y no es extraño, ya que Miguel Barrero, a pesar de su juventud, lleva muchos años escribiendo con una disciplina que le permite compaginar su quehacer novelesco con una presencia importante en medios escritos, antes asturianos, últimamente también en El País. Escritor y periodista de pico y pala(bra) por tanto.

 

Colección: Alianza Literaria (AL)
Publicación: 12 de octubre de 2017
Precio: 15,50 €
Formato: Estándar, Papel
Páginas: 208

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