El largo y tortuoso camino de Christopher y Rubén Pellejero

[Astiberri Ediciones presenta El largo y tortuoso camino, de Christopher y Rubén Pellejero, una historia de viajes alucinantes a los paisajes contraculturales de dos generaciones enfrentadas, la de un desorientado hijo de la burguesía sesentayochista francesa y la de un grupo de gamberros sexagenarios cruzando el país con una curiosa misión entre manos.]

Las novedades gráficas otoñales de las editoriales patrias no cesan de proporcionar alegrías y sonrisas solaces a los aficionados de buen corazón y anchas expectativas. En el caso que nos convoca, la historia viene de Francia, y su aterrizaje en nuestras ávidas estanterías llega cargado de atractivos y jugosos guiños para los amantes de las diferentes vertientes contraculturales y sus rescoldos incandescentes que todavía agitan ciertos rincones de nuestra sociedad. Se trata de El largo y tortuoso camino, título ya de claras reminiscencias beatlelianas, con guion de Christopher y lápices de Rubén Pellejero, editado por Astiberri en gran formato y cuidada edición, en tapa dura y con traducción de María Serna.

El largo y tortuoso camino de Christopher y Rubén Pellejero

Cuando hablamos de guiños nos referimos a aquellos elementos que ya al inicio de la aventura transforman lo que podría haber sido un clásico y manido comienzo –el transporte de las cenizas de un finado al lugar elegido por este antes de su partida definitiva- en una deriva de tintes psicodélicos e iniciáticos, ambientada magistralmente con un cuidado ramillete de éxitos imperecederos del catálogo canónico del pop. Y es que el lugar elegido para el descanso eterno de sus restos no es otro que la Isla de Wight, mitificada por este personaje por ser el escenario en el que fabricó sus mejores y más trascendentes recuerdos de juventud.

La lista de canciones que encabeza cada capítulo es, además de erudita y coherente, una de las más nutridas que se recuerdan dentro de la novela gráfica. Sin embargo, las referencias musicales no son las únicas que ayudan a completar el mosaico; la literatura también tiene su importancia y presencia en la configuración de este artefacto, que toma lo cultural como marco principal en el que desarrollarse. Por ejemplo, el trayecto se abre y cierra con Borges de máximo inspirador y, en el discurrir del viaje, hay un claro hilo que comunica la odisea de nuestro protagonista, Ulysse, con la más contemporánea y transgresora corriente Beat de viajes –interiores y exteriores- y experimentación con sustancias prohibidas. Esta simbiosis músico-literaria queda clara ya en la página que inaugura el cómic, donde ‘You can’t always get what you want’ de los Stones, una de las coplas más hermosas de la música popular, guía nuestros primeros pasos para, en la última viñeta de la plancha, descubrir el homérico y joyciano nombre del protagonista al que acompañaremos durante las siguientes cruciales jornadas.

El largo y tortuoso camino de Christopher y Rubén Pellejero

Bajo un tono amable, tanto en la escritura como en el dibujo, los autores abordan diversos temas de gran calado histórico, que también han merecido ser objeto de sesudos estudios culturales y sociológicos. Ulysse, principal afectado por las diferentes existencias que se van desvelando y cruzando a lo largo del camino, representa (¿sin quererlo?) la desorientación ideológica y personal de las generaciones que han crecido intelectualmente en el nuevo milenio, frente al espíritu rebelde, ruidoso y transformador de los artífices de las revoluciones del 68, representados aquí por William, Jacques, Alain, el desaparecido -aunque muy presente en la historia- Lucien e incluso ‘La Comodora’, arquetípica furgoneta de la década que cobra una importancia esencial en el relato. De igual modo, entre ligeros escarceos con las fuerzas del orden y nuevos y revitalizadores despertares sexuales del protagonista, en el discurrir del periplo se abordan también cuestiones profundas vinculadas con relaciones familiares conflictivas y los problemas mentales, desencuentros y tragedias que pueden derivarse de estas. En ese sentido, las tonalidades de los anhelos, pesares y luchas cotidianas de Ulysse, procedente de Montpellier, conceden a El largo y tortuoso camino un carácter perfectamente universal, con todas las peculiaridades personales y territoriales que quiera añadir el lector de su propia e intransferible cosecha.

Christopher y Rubén Pellejero, responsable este último de la exitosa resurrección de Corto Maltés junto a Juan Díaz Canales, logran dar vida a una historia que atraviesa sin descanso los recovecos geográficos y psicológicos de una sociedad y un personaje en continuo movimiento. La fluidez expositiva es en ese aspecto modélica, aunque se sirvan en algún momento de elipsis demasiado bruscas para hacer avanzar a sus protagonistas. Por otra parte, el uso de matices cromáticos en momentos puntuales de esta pequeña odisea underground, le sirve a Pellejero para subrayar con inteligencia momentos trascendentes del pasado y el presente de Ulysse y Lucien, su padre, cuyos recuerdos se presentan en forma de carta a su hijo.

Sea cual sea la generación a la que pertenezca, el lector disfrutará de este viaje al interior de un personaje que finalmente logra aprender a vivir con sus contradicciones y fantasmas.

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