Andrés Pascual. Foto Rocío Parrilla

En ‘El viaje de tu vida. Nunca es tarde para perseguir lo que amas‘, Andrés Pascual, lleva a cabo dos viajes simultáneos a lo largo de 20 años: el geográfico y el interior. Un recorrido por lugares lejanos, exóticos y a veces recónditos donde redirigió su vida, aquella que no gobernaba, para convertirse en quien verdaderamente ansiaba ser. Y de esos nueve destinos (Sudáfrica, Tíbet, Siria, India, Madagascar, Etiopía, Japón, Indonesia y Brasil) se ha traído enseñanzas y experiencias vividas, pero también ha soltado lastre por el camino.

«He dejado todo lo que llevaba en la mochila, todas las decisiones de otros, todos mis miedos, mi cansancio,… Y me he traído, ni más ni menos, lo que hay recogido en este puñado de páginas porque en ellas están todas mis luces y todas mis sombras».

Lo explica de forma pausada pero también decidida, mientras tomamos un café e indagamos en su libro. En su relato, motivador sin duda alguna, acompañamos a Pascual por los destinos geográficos más fascinantes para descubrir que los sueños no son imposibles, que abandonar nuestra «zona de confort» no es fácil pero sí factible, y que tú, eres el amo de tu destino.

«La mayoría de nosotros pensamos que no podemos vivir la vida que queremos. No solo tenemos que darnos cuenta de que es un derecho, sino también de que es una obligación. Es nuestra responsabilidad como seres humanos entregarnos en cuerpo y alma a aquello que amamos. El problema es que cuando pensamos en nuestros sueños se nos antojan imposibles de conseguir, no nos damos cuenta de que el único secreto es perseguirlos paso a paso. Otras veces ocurre algo peor, que es pensar que no nos lo merecemos, o sea, que somos tan despreciables que no merecemos la felicidad. Nuestro entorno, el mundo que nos rodea, se encarga de fustigarnos constantemente con la frustración y con la decepción basada en planes que son inventados, que no se tienen por qué corresponder con nosotros».

Andalucía al Día, Andrés PascualEl libro está lleno de gritos de guerra. Consignas que nos ayudan a movilizarnos, a inspirarnos, a coger fuerzas para seguir adelante y avanzar en situaciones de conflicto. «Aprendí aquel grito de guerra ¡Yo soy el amo de mi destino¡ en Sudáfrica. Al principio pensaba que no tenía aplicación práctica, más bien era un brochazo romántico para inspirar una película o una novela. Fue al llegar al Tíbet cuando me convencí de que no solo tenía derecho a forjarme mi propio sueño, sino que tenía la obligación de hacerlo. Todo lo que aparece en el libro no son recursos literarios, son hechos que ocurrieron de verdad, pasé por las manos del masajista craneal nepalí y al salir de allí le dije a mi mujer que iba a escribir una novela ‘de las gordas’. Al montarme en el avión, a 35.000 pies de altura, puse en la libretita del hotel, Capítulo 1. En aquel momento no tenía ni idea de cómo se escribía una novela y mucho menos de cómo iba a integrar ese nuevo sueño en mi vida cotidiana. Pero desde el momento que puse esas dos palabras todo había cambiado. Yo sabía que estaba en el camino y podía empezar a mirarme en el espejo sin sentir angustia».

De esta manera, Pascual nos narra cómo encontró inspiración para sus novelas, para todas y cada una de ellas, hasta el momento en el que se encuentra. Y nos advierte, «¡el momento adecuado, no existe¡». Si estamos esperando a iniciar o dar un giro a nuestra vida, no podemos esperar el instante apropiado. «Eso es algo que también me costó comprender y que ha sido fundamental para el resto de mi vida, para este viaje y para cualquier otro. Si estamos esperando el momento propicio para crear, nunca crearemos. Andalucía al Día, Andrés PascualSi estamos esperando el momento propicio para amar algo, nunca amaremos, porque no existe.

El mundo es caos por naturaleza y cuanto antes lo aceptemos de forma natural, mejor. Somos nosotros los que tenemos que dar forma al futuro propicio con nuestras acciones del presente. El único momento cierto es ahora, y para mí, la enseñanza más importante del libro es que tenemos que dar el primer paso hoy, y luego ya veremos lo que ocurre. Si nuestras circunstancias son extremadamente complejas puede que tardemos mil días en dar el segundo paso, o si son muy cómodas estaremos obligados a dar mil pasos en el día siguiente. Pero tenemos que dar el primer paso hacia las cosas que amamos hoy, eso no admite ninguna excusa».

En esta ruta «del viaje de tu vida» también debemos dejar atrás ese «equipaje tóxico», aquel que nos lastra y no nos deja avanzar, al mismo tiempo que tenemos que relativizar lo negativo. «Me parece muy interesante tanto valorar lo positivo, que es algo obvio, pero tenemos la mala costumbre de obviar lo obvio, y del mismo modo, relativizar lo negativo, porque también tenemos la mala costumbre de focalizarlo en aquellas carencias, por pequeñas que sean que tengamos, y dejar que nos gangrenen todo nuestro ser como un maldito cáncer».

Brasil se convirtió en la última parada del camino, donde se cerró el círculo de esta historia que comenzó en la tierra de los zulúes y finalizó en las favelas de São Paulo. «En Brasil hubo un día en que me dije, llevo casi todo el camino hecho y sigo anclado a mi vida anterior. Estoy metiéndome en un ritmo demencial de trabajo, cinco novelas escritas, y un despacho  en Logroño y otro en Nájera, con lo cual, tenía que tomar una decisión. Fue a partir de aquel viaje cuando ya saqué todas las piedras de pasado y de futuro y me dije, vamos a vivir el momento presente, ‘a tope’, que es lo que necesito ahora’.

De esta manera, haciendo escalas en los aeropuertos de medio mundo, Andrés Pascual, ha querido compartir con los lectores distintas historias convertidas en una gran y única historia, la de su vida. «Hay que mirar el mundo con ojos de niño, curiosos, espontáneos, con emoción… y así verás cómo se abren un montón de ventanas nuevas con las que no contabas, en las paredes que parecían más opacas, por las que asomarte y respirar hondo».

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí