«Te bebes una Coca-Cola, tiras la botella al cubo de basura, sacas los cubos en día de recogida y te olvidas, aunque la botella no desaparece. Desde el momento en que el camión de la basura se aleja, tus sobras pasan a ser propiedad de la industria de los
residuos, una enorme empresa mundial resuelta a sacarle hasta el último centavo de valor a lo que queda. Todo comienza con instalaciones de clasificación como Green Recycling. Desde allí, tus residuos ingresan en una laberíntica red de intermediarios y comerciantes. El papel se envía a las fábricas; el metal, a las fundiciones, y el vidrio se lava y se reutiliza o se funde y se devuelve a la fábrica. La comida puede compostarse como fertilizante. Todo aquello que pueda rescatarse entero —ropa, teléfonos, muebles…— se venderá para tener otra vida en el próspero mercado mundial de segunda mano. Si se tiene suerte (es decir, si se vive en un país rico), lo más probable es que tu botella se cargue en un buque portacontenedores y se envíe a miles de kilómetros de distancia, a una instalación de reciclaje en el sudeste asiático o en el este de Europa, donde podría llegar a reciclarse para fabricar un asiento de inodoro o un par de zapatillas de deporte de diseño. O, si tienes menos suerte, la botella acabará en un vertedero ilegal en Malasia o Turquía, donde los recolectores de desechos pobres, con frecuencia niños, escarban entre montañas de desechos occidentales».
Vertedero. La sucia realidad de lo que tiramos, a dónde va y por qué importa
En las últimas décadas, gran parte de lo que creíamos estar reciclando no ha sido procesado de manera adecuada. Los países occidentales han trasladado su basura a naciones más pobres, donde la mano de obra es más barata y las normas medioambientales son menos estrictas, un fenómeno conocido como «colonialismo tóxico». Gracias al trabajo de periodistas de investigación y ONG, hoy sabemos que mucho del reciclaje exportado ha terminado quemado o vertido en el mar.
Los seres humanos siempre hemos generado residuos, pero nunca a una escala semejante. En 2016 el mundo produjo 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos. Sin embargo, el porcentaje de residuos domésticos que se reciclan apenas alcanza el 20%. Seguimos gestionando la mayoría de nuestros desechos como lo han hecho los humanos durante milenios: enterrándolos o quemándolos.
El consumo desenfrenado de los países ricos es el principal impulsor de esta crisis. En Reino Unido, una persona promedio genera 1,1 kilos de residuos al día; en Estados Unidos, el país que más desperdicia del mundo, el dato es la asombrosa cifra de 2 kilos al día. Cuanto más rico se es, más se desperdicia y, así, a medida que el mundo desarrollado se vuelve más y más rico, el problema se acelera.
Para comprender la magnitud del problema basta con observar una botella de plástico. Cada año se venden 480.000 millones de botellas de plástico en todo el mundo, aproximadamente 20.000 cada segundo. Extendidas, darían la vuelta al globo más de veinticuatro veces. Aún más numerosos son los cuatro billones de filtros de cigarrillos de plástico que se lanzan al suelo anualmente. Pero ¿cuántos de nosotros pensamos a dónde van a cuando terminamos con ellos?
En Vertedero, el galardonado periodista de investigación Oliver Franklin-Wallis explora la crisis mundial de los residuos, revelando el mundo oculto que sustenta nuestra economía moderna y exponiendo la inquietante verdad detrás de una sencilla pregunta: ¿qué ocurre realmente con lo que desechamos? ¿A dónde va toda nuestra basura? A través de un estremecedor viaje, nos lleva al interior de la industria de los residuos, un hermético y multimillonario sector que se beneficia silenciosamente de todo lo que abandonamos.
En la India, Franklin-Wallis conoce a los recicladores que están en primera línea de la crisis del plástico. En Reino Unido, explora las alcantarillas, encontrándose con residuos nucleares. En Ghana, sigue la vida posterior de nuestra tecnología y explora la red mundial de exportación que obstruye los vertederos africanos. El periodista viaja alrededor del mundo en busca de las personas y empresas que se ocupan de los residuos y, por el camino, conoce a personas innovadoras y activistas que luchan por un futuro más limpio y menos derrochador.
Con esta investigación, a veces aterradora, el periodista británico cuenta una nueva historia de la humanidad basada en lo que dejamos atrás y, por el camino, comparte un plan para construir un mundo más sano y sostenible.