Brieva ataca de nuevo. El artista sevillano acaba de lanzar uno de sus artefactos a las librerías (y a nuestras conciencias), esta vez con el épico y ambicioso título de La gran aventura humana. Pasado, presente y futuro del mono desnudo (Reservoir Books). En el libro, de gran formato y primorosamente editado, como suele ser habitual cuando se trata de este autor, Miguel Brieva se atreve -y por valentía no será-, a pasar por su filtro desmitificador la historia completa del ser humano en toda su evolución, e incluso más allá, periplo que en sus manos se convierte más bien en una sarcástica, patética y gélidamente descacharrante involución.
Tirando de tópico, aplicable aquí en su más amplio significado, el sevillano no deja títere con cabeza, con todo lo que tienen los títeres últimamente de potenciales sujetos subversivos. La aventura consta de tres partes: pasado, presente y futuro, que se dividen a su vez en apartados que recorren aspectos más concretos de la historia y la personalidad del Homo sapiens, tales como el amor, la amistad, el patriarcado o la imaginación. Para este singular y complejo viaje, Brieva se sirve de varias herramientas como pequeñas reflexiones (algunas breves como aforismos, proverbios, máximas), que acompañan en las abigarradas páginas a sus ya clásicas viñetas, cuadros, chistes. Todo esto, unido al amor por el detalle del creador, se disfruta mucho más si se realiza una lectura de trago lento, pausada, que permita recorrer todos los caminos que ofrece su desbordante e irreverente imaginación.
El trabajo de artistas como Brieva, en el que nada de lo criticable escapa a su mirada hiperácida, se va antojando necesario con el absurdo y peligroso devenir de los últimos tiempos. El coraje del que hace gala a la hora de dibujar con su lápiz a todos y cada uno de los estamentos-instituciones-organismos que parecen dedicar su tiempo y desvelos a impedir la mínima felicidad del personal, adquiere más valor en estos días de (pretendido) papanatismo imperante. Lo hace, además, sin dejar de repartir hacia nuestra propia estupidez, cualidad fieramente humana sobre la que el libro en ocasiones parece un tratado, y en un especial estado de gracia y acierto creativo, equiparable al de algunos de los más ambiciosos y personales creadores de tebeo actuales, dueños de su particular universo, como son Chris Ware o Santiago Valenzuela.