La vida propone giros inesperados que pueden convertirse en un descenso al infierno del que a veces es posible salir de la forma más insospechada. Cualquiera de nosotros puede asomarse al precipicio de la exclusión social en un momento de crisis económica. El periodista sevillano Jesús Álvarez publica El ingeniero que no sabía bailar (editorial Samarcanda), una impactante novela donde pone rostro humano a los efectos de la recesión sufrida en España, desnuda la crisis de valores que la provocó y retrata la avaricia y el egoísmo que unos pocos acabaron contagiando a casi todos. Los protagonistas tendrán que defenderse de la aporofobia que está creciendo en su ciudad y lucharán frente a todas las adversidades por una segunda oportunidad.
El escritor Juan Eslava Galán ha dicho del libro que «no sé si llamarla novela porque es mucho más, es un documento impresionante de un problema de nuestra época al que la sociedad prefiere darle la espalda, el de los perdedores que van quedando a un lado del camino sin futuro y sin esperanza”. Para el actor y cineasta Emilio Gutiérrez Caba «esta historia describe la vergonzosa lacra que sufre nuestro país y el abandono en que nos han sumido los egoísmos de muchas personas de mala voluntad. Te engancha enormemente la peripecia vital de las gentes que han ido a parar al comedor social, las historias de Álvaro, de Pablo y de Laura. Soy un admirador del talento literario de este autor”.
Sinopsis
Álvaro Peña, un ingeniero industrial de cincuenta años, casado y sin hijos, pierde su empleo como jefe de calidad de una importante fábrica sevillana de automoción, al principio de la crisis. Sus ahorros se evaporan y en menos de tres años, tras sufrir humillaciones y vejaciones en su desesperada búsqueda de un empleo, se ve obligado a acudir a un comedor social para poder meterse en el estómago un plato caliente de comida. Allí conocerá a Laura, una trabajadora social que trata de ayudar a personas que lo han perdido todo; a Pedro, un septuagenario músico callejero al que una artritis en los dedos arruinó su carrera artística en la Sinfónica de Sevilla; y se reencontrará con Pablo, un joven y brillante informático al que el alcohol le ha conducido a vivir en la calle, entre cartones, con un grupo de indigentes que sufre la persecución de una pandilla de adolescentes que practica el odio a los pobres.
