Blas Malo. Foto Rocío Parrilla

«…Claudio corría de taberna en taberna, de lupanar en lupanar, con el resuello cortado por el agotamiento en busca de aquel a quien había perdido en aquella noche que ya acababa…». ¿Y a quién buscaba? Al insigne Lope de Vega, ‘el Fénix de los ingenios’, en tierras lisboetas a punto de embarcarse en la mal llamada ‘Armada Invencible’ junto a su amigo de juventud Claudio Conde.

El escritor Blas Malo nos presenta su nueva obra ‘Lope. La Furia del Fénix’ donde nos muestra la vida del autor y dramaturgo más prolífico del Siglo de Oro. «La figura de Lope de Vega no ha sido tratada en novela hasta ahora. Estamos en el año de Cervantes y pareciera que lo ocupa todo en el Siglo de Oro, y eso no es así. Ese periodo lleva tal nombre porque confluyeron en una época determinada grandes literatos como Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Cervantes, Calderón de la Barca, Tirso de Molina y muchos más. En mi opinión considero que hay que rescatar la figura de Lope, es un gran olvidado».

El apoyo de Lope era su público, «el que le daba la gran fama». Y sus grandes enemigos la parte culta de la literatura de aquella época, que se oponía completamente a las nuevas reglas de hacer comedia que trajo Lope. «Rompió la unidad de acción junto a la de espacio y tiempo, también el número de actos en las comedias, además de introducir a las mujeres – hasta entonces chicos jóvenes caracterizados- , con desnudos por encima del tobillo y bajándose las blusas por debajo del hombro».

Ningún otro de sus contemporáneos fue tan fecundo. Dicen que llegó a escribir 1.800 comedias, pero no solo las escribía, sino que las corregía y las reescribía. «A eso se le une que no solo escribió comedia, sino también prosa y otros libros de carácter religioso con dedicatorias a nobles mecenas, obispos y arzobispos. Asimismo mantuvo una intensa correspondencia epistolar, especialmente con el duque de Sessa.  ¿Cuándo dormía? Yo creo que no dormía, porque aparte de todo eso le daba tiempo a asistir a las representaciones, estar en las rejas criticando, a acudir luego a las tabernas, pelearse, correr por las noches por Madrid perseguido por alguaciles y por gente embozada de  mala reputación, y ya amaneciendo, rondaba a las damas y así comenzaba un día y luego otro…»

Andalucía al Día, Blas MaloAjetreada existencia la de Lope. Viajó de Madrid a Valencia, Sevilla, Granada y la localidad salmantina, Alba de Tormes. Estuvo a punto de ir a la cárcel, tuvo juicios civiles y juicios de la Inquisición «y menos mal que consiguió que algún mecenas le echara una mano». No, no se le parecía a ningún contemporáneo de su época. ¿Por qué se le llamaba el Fénix de los ingenios? «Ingenio viene de idea. El cogía una idea y era capaz de darle cuarenta vueltas y sacar otras tantas comedias. Hacía que la idea renaciera de una forma nueva y diferente. Ninguno se le acercaba».

Lope era un «tremendo devorador de vidas femeninas». Mantuvo relaciones con numerosas mujeres a lo largo de su vida (2 esposas y 6 amantes) las cuales le sirvieron de inspiración para muchas de sus obras. «En una de sus cartas al duque de Sessa, Lope le reconoce que no es hombre de una única mujer y que no está hecho para el matrimonio. Por esa razón, sus enemigos metían el dedo en la llaga cuando decían que sus matrimonios eran de conveniencia. Con Juana de Guardo se llevó muchas calumnias porque la mujer era joven pero no muy agraciada, no le gustaba la cultura, no sabía leer, era más bien poco habladora, pero tenía una buena dote. Así que Góngora, sobre todo, decía que no había ni amor ni pasión sino interés,  porque resulta que poco antes de casarse se mete en otro lío de faldas con una actriz llamada Micaela de Luján».

Carismático galán y genio literario, Lope de Vega, era un apasionado de la vida, «un hombre de extremos», o de amar, o de aborrecer, sin término medio. «Tenía debilidad por el sexo femenino y pronto se le olvidaban las penas. Quizás la época más tranquila fue con Isabel de Urbina. Empezó bien, muy sosegada, hasta que fue demasiado sosegada. A eso se le une la pérdida del favor del Duque de Alba y las circunstancias trágicas del fallecimiento de Isabel y sus dos hijas. Todo ello le hizo escapar y volver a Madrid. Así que pudiera decirse que su etapa más feliz como persona, quizás, fue en Alba de Tormes, aunque la pena le duró poco, llegó a la capital y encontró nuevos incentivos. Tenía memoria selectiva para lo que le interesaba».

El enfrentamiento literario que Lope mantuvo con algunos de sus más célebres coetáneos -Góngora o Cervantes por ejemplo- es más que conocido, ya que el ‘Fénix de los ingenios’ hizo saltar por los aires las «reglas clásicas de escribir». Si por ejemplo las comedias tenían que tener tres actos -presentación, nudo, desenlace- él metía cuatro o cinco si hacía falta. La unidad de lugar, si todo debía transcurrir en el mismo sitio, Lope no seguía esa norma, sino que el primer acto podía ser en Roma y el segundo en Madrid. «Lope consideraba que el pueblo lo que quería no eran divagaciones sobre héroes, dioses o semidioses. Cuéntale los cotilleos del tendero o el  carnicero, del que lleva el carbón a la Corte, del joyero que pierde algo o de las mujeres que se enamoran y los lances de honor».

Lope alimenta todo lo que escribe de sus propias vivencias. «Lo reformula, reimagina, funde, corta y saca comedia. Pero un hecho curioso es que de la etapa de la Gran Armada, en su juventud, no escribe nada. Ni de la muerte de su hermano. Y eso da pie a pensar que fue algo muy traumático para él».

Casi todo lo que se cuenta en ‘Lope. La Furia del Fénix’ es real, está documentado en las cartas de Lope. «Recuerda por ejemplo cuando estando a punto de embarcar se solapaba en un lupanar lisboeta y la mujer rechazó el cobro de los servicios porque había disfrutado, eso lo pone textualmente en una de estas cartas. Luego durante su estancia en Sevilla hay un periodo de dos o tres meses en los que apenas escribe, y lo poco que escribe es que estuvo muy enfermo. El hecho de que no diga nada o que diga tan poco puede significar que ahí había mucho que contar, y no contó. Así que en ese caso hago una labor de escritura, el hecho está, la literatura lo adorna. Pero el noventa por ciento de lo que acontece en la historia de Lope, es cierto».

En definitiva en esta obra encontraremos a un Lope contradictorio, extremista en sus pasiones, fenómeno cultural y de masas, un «monstruo de la naturaleza» que no dejó indiferente a nadie.

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